Los guatemaltecos elegirán el 6 de septiembre de este año a su próximo presidente y vicepresidente, así como un congreso de 158 diputados y los alcaldes de sus 338 municipios. Pero en medio de lo que debería ser una fiesta cívica, la clase política guatemalteca está profundamente cuestionada y bajo nubarrones de corrupción.
La acusación hecha el jueves contra el candidato a vicepresidente por el partido Líder, del favorito en las encuestas, Manuel Baldizón, demuestra el nivel de dudas que trae consigo ese instituto político, así como otros de los principales candidatos presidenciales.
Edgar Barquín, el compañero de fórmula de Baldizón y expresidente del Banco de Guatemala (Central), fue acusado por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), por lavado de dinero para financiar posteriormente, actividades políticas.
Baldizón, un populista de ideología bastante difusa, ha sido duramente cuestionado por medios de comunicación y manifestaciones públicas en Guatemala. Los candidatos que se acercan a Baldizón en las encuestas tienen igualmente, trayectorias bastante cuestionadas.
Habrá que ver qué sucede finalmente en los comicios de septiembre en Guatemala, pero por lo que se empieza a visualizar, vienen cuatro años muy difíciles para esa nación vecina.