Una vez más, el desempeño económico del país y el futuro de nuestro nivel de endeudamiento y capacidad de pago, ha sido puesto en duda por la calificadora de riesgo, Fitch Ratings.
Desde 2009 nuestras calificaciones de riesgo van a la baja y ahora hemos quedado muy cerca de los llamados bonos basura o de aquellas economías que están cerca del default, es decir de la incapacidad de pago de la deuda. Fitch nos has colocado entonces la calificación B+.
Entre 1997 y 2009, El Salvador tuvo calificación de grado de inversión y ahora estamos en el terreno del riesgo absoluto. Según las definiciones de la agencia, la nota implica una capacidad de pago vulnerable.
Fitch recomienda mejorar el clima político y de negocios, para que aumente la inversión y crezca la economía con más vigor, algo que han repetido organismos financieros internacionales, tanques de pensamiento locales, analistas financieros y políticos, pero nuestra clase política parece no tomar en cuenta ninguna de esas recomendaciones.
La calificación seguirá empeorando si el deterioro fiscal continúa, si la deuda pública sigue manejándose como hasta ahora y si el discurso político sigue creando incertidumbre y falta de predictibilidad. Hay que poner atención.