Amanecimos esta semana con abundante información relacionada a las deudas del estado salvadoreño, a sus pagos incumplidos con proveedores y la disminución del subsidio al gas y a la energía, como parte de la urgente necesidad de reducir los gastos públicos. Desde este punto, mi pregunta es: ¿acaso éste es el desarrollo que se nos ofreció? Porque las cifras de crecimiento también dicen que vamos a crecer menos del doble de lo que crece la región y que la pobreza sin duda avanzará más.
Pero ¿por qué es que lo ofrecido (campaña electoral) no concuerda con el resultado? y esto a pesar que el Gobierno del FMLN ha “invertido” (para no decir gastado) en el área social como “nunca nadie invirtió jamás” miles de millones; en los últimos siete años ha destinado dinero a cambiar el modelo de desarrollo y se nos dijo que invirtiendo en la gente, dándole subsidio, ayudándole al que no tiene, el país se iba a levantar, pero las cifras dicen lo contrario, ¿qué es entonces lo que ha pasado, si $4,500 millones por año (promedio) de cada presupuesto, o sea, $31,500 millones, se han puesto en sus manos para precisamente generar desarrollo?
La respuesta es: el desarrollo no es producto de la ideología ni del mero deseo político de que algo funcione, para generar desarrollo los países deben producir, generar, crear, innovar y vender, principalmente lo último, porque sin ingresos, sin éxito comercial, sin recibir ingresos superiores a los gastos no hay éxito administrativo y tampoco hay desarrollo, porque los gobiernos como tales no producen, solo consumen y se supone distribuyen los excedentes nacionales para que haya más productividad y así un ciclo positivo de crecimiento, que generará más empleo, más consumo, más productividad, más impuestos y más desarrollo.
Cuando creemos que lo único que necesita un pobre para mejorar su vida es dinero o recursos gratis, estamos frente a la primera equivocación ya que la gente pobre aunque necesite dinero inmediato para salir de su precaria necesidad, lo que más necesita es recuperar su dignidad, su capacidad creativa y laboral, por ende los subsidios son un pequeño empujón o deberían serlo, para que luego la persona en un corto plazo y corto de verdad, pudiera valerse por sí mismo y reintroducirse a la cadena productiva, pero eso no es lo que políticamente en El Salvador se ha hecho; desde Antonio Saca en adelante, cuando la mosca del populismo les comenzó a picar tanto derecha como izquierda, volvieron al caudillismo, el heroísmo y el populismo como mecanismo de gobierno, para darle a la gente todo lo que quiera y ser aplaudido en el esfuerzo, pero esto por lo general no trae desarrollo.
El tema de los recursos, más recursos y más recursos como el factor clave para el desarrollo tampoco es válido, ahora estamos viendo cómo un país que ha tenido todos los recursos que ha querido y a disposición de los políticos, con poderes absolutos y pleni potenciarios como es Venezuela, tiene un aumento de la pobreza en 82 % de su población, la cual no puede ya tener comida los tres tiempos y la gente ha reducido peso y talla por el hambre; repitiendo: darle dinero al pobre no soluciona el problema del desarrollo, pero sin desarrollo no se soluciona el problema del pobre.
El verdadero desarrollo está entonces en darle a la gente capacidad para crear y para generar riqueza, esto viene de la educación, de la capacitación de la motivación a la inventiva y a la capacidad de los gobiernos de abrir nichos y oportunidades de mercado para que los productos nuevos y esfuerzos nuevos crezcan.
Como en algún momento se dijo, los zapatos y uniformes para ir a la escuela pueden ser necesarios pero no imprescindibles, mientras no tener libros, maestros y buena infraestructura sí que lo es, de ahí que el modelo comience a reflejar problemas porque el sustento es artificial y ahora que toque desinflar el globo a muchos no les gustará y el precio político será todavía más grande.
El verdadero desarrollo tampoco es colocar en las leyes mejores salarios mínimos o aumento de la felicidad por un decreto, porque al final lo que funciona es que exista trabajo, que haya inversión que la gente pueda colocarse y que tenga las habilidades a la hora de la exigencia laboral; por tanto, lo que tenemos no es desarrollo sino gente subsidiada por la corrupción, la migración y el populismo, pero está llegando el fin y no hay más que repartir, lo cual espero sea el detonante para de verdad comprender y pensar en verdadero desarrollo.