Quedan prácticamente dos meses calendario de campaña presidencial pero a esto debemos restar por lo menos dos semanas que los partidos políticos, candidatos y equipos de campaña deberán (espero) tomar un receso obligado no porque quieran, sino porque para la población es hasta ofensivo estar escuchando, leyendo o viendo publicidad y promesas electorales en época de navidad y año nuevo, y la característica del mes de noviembre 2018 fue la continuación de ataques, difamaciones, irrespeto y otras acciones, y actitudes por actores políticos de las campañas y de algunas personalidades que ya muestran sus apoyos a cualquiera de los candidatos.
Esta campaña presidencial pasará a la historia como una de las más débiles en propuestas y plataformas, al finalizar el mes de noviembre los partidos Gana y Vamos no han presentado sus plataformas y propuestas programáticas completas y específicas. Otra característica ha sido la cancelación frecuente por candidatos presidenciales a no asistir a entrevistas en radio y televisión. Hay candidatos que con toda claridad han rechazado asistir a entrevistas televisivas como si la competencia es con el medio de comunicación o el entrevistador, son oportunidades valiosas para promover sus plataformas de manera gratuita, el tiempo al aire en televisión abierta y cable es el más caro pero continúa teniendo gran alcance.
Las dos plataformas presentadas por los institutos políticos Fmln y la Coalición Alianza por un nuevo país, las presentaciones de los candidatos del partido Vamos y las pocas presentaciones del candidato de Gana me brindan elementos para manifestar que lo que estamos observando hasta el cierre de noviembre son esbozos de ideas, y no planes de seguridad pública y ciudadana, que no brindan respuestas claras y contundentes sobre cómo, quién y con qué recursos lo harán, que resultados pretenden alcanzar, y como lograrán pacificar el pais de una violencia generalizada y sistémica.
Otra característica es el fenómeno generalizado entre todos los candidatos de no hablar sobre las pandillas como fenómeno social y criminal, su influencia y control en territorios del país, hay en extremo un cálculo al hablar de seguridad y presentarlos casi como que estamos al inicio de la década de los noventa, a pesar de crímenes y desapariciones mediáticas durante el mes de noviembre, incluyendo el cobarde asesinato de un miembro de la PNC saliendo de un servicio religioso; los habitantes de las colonias, barrios, cantones y caseríos conocen la realidad y se dan cuenta que no tienen un plan o no quieren decirlo con claridad hasta ganar la elección; lo que sí conversan y por varios minutos es de videovigilancia y tecnología, así como de prevención (¿primaria, secundaria o terciaria?) pero de manera general. Estos dos aspectos que consumen muchos minutos de sus discursos ¿en qué manera atienden y resuelven las causas estructurales de la violencia y crimen en El Salvador?, ¿en qué fundamentan sus exposiciones?
Las pandillas son originarias como fenómeno criminal y social en los Estados Unidos pero al comenzar a llegar los primeros deportados a inicios de la década de los noventa encontraron condiciones de marginación, exclusión, desintegración familiar, falta de oportunidades que fueron la base social que encontraron para inicialmente sembrar el odio entre ellos y luego influir para que cometieran delitos y crímenes; entre el 45-50% del total de privados de libertad en centros penitenciarios y bartolinas policiales son miembros de pandillas o colaboradores, de allí la importancia de una verdadera política, planes, estrategias, acciones, instrumentos de medición a largo plazo pero que puedan impulsar, continuar y profundizar en los próximos cinco años. El crimen y la violencia son los principales obstáculos para el desarrollo de nuestro país, aunque se reduzca la pobreza y exista algún nivel de estabilidad económica o crecimiento leve, no serán sostenibles, adicional que las personas asesinadas son del segmento denominado juventud. Señores candidatos a la presidencia 2019-2024, el país y la población necesitamos responsabilidad, seriedad y profesionalismo en el principal problema de los salvadoreños, aún es tiempo de reconsiderar.