La protección de testigos siempre ha sido un problema en nuestro sistema judicial. Por eso muchos prefieren callar y aparentar que nunca vieron o nunca estuvieron en un lugar. La gente prefiere no meterse en problemas porque pareciera que los delincuentes son más poderosos que el mismo Estado.
Esto se agrava especialmente cuando en los tribunales los jueces quitan arbitrariamente el régimen de protección. O cuando ha sucedido que hasta los abogados defensores revelan los nombres de los testigos para que la banda delincuencial acabe con ellos. Casos abundan y para muestra les dejo este ejemplo:
Esta semana ocurrió un caso que terminó con la liberación de varios pandilleros peligrosos, acusados por siete homicidios. En un tribunal especializado de San Salvador fueron absueltos por uno de esos tecnicismos que hablan de la “exquisitez” de algunos jueces a la hora de evaluar pruebas.
El juez pretendió que el testigo, a quien conocían los acusados, declarara sin distorsionador electrónico de voz, para precisamente protegerlo de ser reconocido por los imputados.
La Fiscalía entonces advirtió que esa medida ponía en riesgo la vida del testigo y de su familia, algo que el juez decidió desestimar y consideró inútil el uso del distorsionador de voz.
La Fiscalía optó entonces por no interrogar al testigo, precisamente para proteger su vida y la de su familia. ¿La decisión judicial? Absolver a los delincuentes por los homicidios que se les señalaba.
¿Cómo es que un juez prefiere volverse tan exquisito en los tecnicismos jurídicos y prefiere no proteger a un testigo, aunque eso deje en la impunidad siete homicidios? Es inexplicable. Menos mal que la Fiscalía no permitió exponer la vida del testigo. Ojalá que no tengamos que lamentar otra muerte después de esta decisión tan errada.