Gracias a la vacunación, cada año en todo el mundo se previenen tres millones de muertes por enfermedades invasivas o infecciosas, según datos proporcionados por la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK).
Las vacunas producen inmunidad en el ser humano frente a las enfermedades, ya que imitan las infecciones para generar una respuesta inmunitaria sin causar la enfermedad, principalmente en los niños.
De acuerdo con el líder de asuntos científicos y salud pública en GSK, Otavio Cintra, las vacunas tienen un mayor impacto en la salud que los medicamentos. Mientras los medicamentos tratan las enfermedades individuales, las vacunas ayudan a prevenir el padecimiento, tanto a nivel individual como poblacional, gracias a su componente indirecto de protección.
En ese sentido, destaca que la vacunación, al tener como principal componente la prevención de la enfermedad, permite beneficios directos e indirectos para la sociedad. Entre ellos se detalla el incremento de la productividad en el largo plazo, disminución del ausentismo laboral, mejora de la asistencia escolar en niños y aumenta la expectativa de vida.
Datos publicados por la revista The Lancet en 2016 revelan que el número de muertes provocadas por enfermedades infecciosas en 2015 sigue siendo alta, detallando que 2.7 millones de personas murieron a causa de la enfermedad respiratoria (ITR), 1.2 millones por VIH-SIDA, otras 730,500 por malaria, 106,000 por hepatitis, 1.3 millones por diarrea, 1.1 millones por tuberculosis, 379,200 por meningitis y 5,500 por ébola, la cual en 2014 llegó a su punto máximo de brotes, ocasionando 12,800 muertes.
Según datos de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos por enfermedades prevenibles mediante vacunación ha disminuido considerablemente en los últimos años, en el mundo. Haciendo una comparación entre el número de casos que se registraron en 1980 con los registrados en 2016 - 36 años después-, los datos revelan que la tosferina disminuyó 94 % pasando de 1.9 millones de casos a 123,000. La difteria se redujo en un 93 % con 6,700 casos en 2016, es decir, 91,300 menos que los registrados en 1980.

También los casos de tétano se redujeron y pasaron de 114,000 en 1980 a 13,000 en 2016, mientras que la poliomelitis bajó casi en 100 %, puesto que de 53,000 casos registrados en 1980 pasó a solo 42 en 2016, a nivel mundial.
No obstante, Cintra enfatiza en la necesidad de mantener la inmunidad contra la enfermedad, ya que conforme a la edad del ser humano, el efecto de la vacuna puede disminuir y debilitar el sistema inmune.
“El envejecimiento y otros cambios en la vida significan que pueden ser más vulnerables a las enfermedades, prevenibles por vacunación en la vida adulta”, advierte.
Si la persona se vacunó de niño, conforme avance en las etapas de la vida, la respuesta inmunitaria comienza a reducirse, aumentando así el riesgo de contraer infecciones y enfermedades. En Estados Unidos, cada año se producen 40,000 muertes por enfermedades prevenibles mediante vacunación, de las cuales el 99 % de ellas ocurre en adultos.
“Hay que alentar a los profesionales de la salud y a los pacientes para que tengan conversaciones informadas acerca de las vacunas que deberían considerar en cada etapa de la vida”, afirmó.
No obstante, existen puntos de inflexión en cuanto a la aceptación de la vacuna por parte de la población debido a los efectos adversos o secundarios que estas pueden provocar en el corto o largo plazo.
Cintra señala que los resultados adversos son “muy raros” porque las vacunas tienen altos niveles de seguridad, pero que aun así se debe mantener una vigilancia de la seguridad de la vacuna para detectar y evaluar los resultados.