Interesante, y a la vez preocupante, es la dinámica provocada por las reiteradas intervenciones públicas de la simpática Embajadora de los Estados Unidos en nuestro país. Habla con vehemencia sobre la corrupción y sinceramente no creo que desconozca que ese flagelo, históricamente ha salpicado a casi todos los sectores de la vida nacional. La gran paradoja es que fue creciendo exponencialmente, con el conocimiento y el consentimiento del Tío Sam. Robert Blau podría confirmar esto.
Por acción u omisión, ese cáncer fue permeando el tejido sociopolítico y económico del país, que en diversos países de la región y el continente ha hecho metástasis, exigiendo la adopción de inteligentes pero dolorosas medidas quirúrgicas. Y ahí radica parte del problema. Los EUA quieren hacerlo a su manera; el partido oficial lo hace a su estilo. No obstante que ambos actores se conocieron y estudiaron mutuamente en la pre-guerra y en la guerra, es ahora, en la etapa post conflictiva, donde se producen roces que para nada son diplomáticos.
Cuando los EUA apoyaron la guerra contrainsurgente, sabían que la estrategia revolucionaria de la guerrilla tenía un gran objetivo: tomar el por la vía armada. También sabían que algunos actores públicos y privados hicieron de la guerra un negocio. Sin embargo, no actuaron en consecuencia. Por un lado, impidieron la derrota militar de la insurgencia, forzando la negociación como salida natural a los conflictos de baja intensidad, diseñados e impulsados por los gringos; por el otro, no impulsaron el combate contra la gran corrupción de la época ¿Por qué se extrañan que ahora el FMLN quiera alcanzar por la vía política, aquel poder total que no pudieron obtener por la vía armada?.
Para el Secretario del FMLN, el XXIII Foro de Sao Paulo desarrollado en Nicaragua del 15 al 19 de julio, “es la guía para la acción coherente a impulsar y desarrollar la resistencia de los pueblos latinoamericanos contra el imperio”. Lógico, si se considera el aterrizaje que tuvo dicho Foro: “la izquierda debe prepararse para la toma de todas las instituciones y no solamente la presidencia o las diputaciones…es importantísimo la toma del poder judicial, los aparatos militares y los medios de comunicación”. Más claro, ni el agua. ¿Por qué los gringos amenazan con asfixiar al país en lo económico, si el problema es político? Eso se debería estar dirimiendo en las instancias diplomáticas diseñadas para eso y no por la vía mediática. Caen en el mismo error que cometieron en la guerra, pensaron que el mejor guerrillero era el muerto y olvidaron que cuando uno de éstos caía en combate, el tío, primo, hermano, padre, madre o el vecino, corrían a empuñar el fusil. Sucede igual con los votos duros de las extremas. Eso se llama resistencia.
El rol estadounidense en el Triángulo Norte es visto por la izquierda continental como injerencista y enfocado a ejercer el control de estos países por medio de los recursos destinados a los mismos. Desde la óptica de esa izquierda el foco de inestabilidad política, social y económica es provocado por los EUA. Nadie los va a sacar de esa cerrazón. Por tanto, los EUA deberían enfocar sus esfuerzos en fortalecer las organizaciones cívicas de la sociedad civil, pues son los ciudadanos los patronos de funcionarios y regímenes políticos, no es a la inversa. Eso tampoco lo quieren entender los gringos. En su lugar, le dan largas a una vieja, mañosa, corrupta e inepta clase política.
Los dimes y diretes de la Embajadora contra el Frente y del Frente contra la Embajadora, atizan el fuego pre-eleccionario, son una trampa mortal para la democracia, provocan desestabilización, profundizan la división y mantienen la polarización. Es un clima que termina favoreciendo a las izquierdas y desgastando a las derechas. Las primeras buscan conservar exactamente lo que las segundas anhelan recuperar: el poder político en provecho propio.