
A inicios de enero una “lluvia de espumas” sorprendió a la ciudad francesa de Saint Guénolé, la cual despertó cubierta por un manto blanco que, si bien parecía nieve, se trataba de espuma blanca del mar.
Lo que ocurrió es que esa espuma se había combinado con el oleaje y el viento, la cual formó ríos de espuma.
El extraño fenómeno preocupó a los habitantes de la ciudad portuaria quienes no daban crédito a lo que veían. La altura de la espuma llegó hasta un metro.